miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿La revolución se conmemora o se festeja? ¿Al principio o al final?

Hace días que me cuestiono sobre el festejo nacional de la revolución en realidad, me cuestiono aun más por mi propia revolución, y sin encontrar por dónde termino preguntándome qué países y personas festejan la consumación de la revolución. ¿Cómo engalanan la conciencia de saberse distintos?

Y me invaden días de disturbios, de conflictos mundanos (económicos), y días en dónde pareciera que yo provoco para mí obstáculos en el camino. Y sigue sin alcanzarme la energía para equilibrar las carencias de las sobradas actitudes viejas en mí. Y de nuevo la tristeza me aprisiona la razón y se me entripa la nostalgia y se me cansa la fuerza y la cama me tira zarpazos después de gritonearme ¡¡Más allá de la mitad ni te muevas!!.  

Subo a mi bicicleta, recorro el periférico de mi ciudad, peleo con los autobuses para probarme una y otra vez que el esfuerzo puede acariciar las sensaciones de logro, que mi camino diario toca la meta. Así nomás tocar la meta sin que tenga que revisar si esta sensación es  un logro, un diminuto paso o una vieja reacción de temor. El camino hasta el trabajo me permite abrazarme a una mañana en dónde puedo ganar, ganar-me en el camino de todo esto que a ratos nombro como "mi revolución, mi proceso".

Frente a tantos "desgraciados, ocupados, indignados" el hastío marca la pauta para romper paradigmas desgastados y apestosos y entonces toma sentido que mi proceso se convierta en un camino lleno de líneas en zig-zag.
Fotografía 
Carlos E. Ortega Medellin.
Me perdono la más grande de la cobardías, me perdono comer helado cremoso a las 2:30 de la mañana, me perdono pedir dinero prestado, me perdono los errores cometidos. No me había alcanzado la exigencia y la razón para darme cuenta (dolorosamente) que la revolución le demanda al corazón la razón que disculpa, también el perdón es indispensable para echar los pasos adelante, para distinguir el dolor de la vergüenza, para reconocer la rabia, el enojo o el propio exilio. También me perdono para crecer, me  perdono las ofensas hacia el, hacia los otros y las otras y hacia mi.

Fotografía
Carlos Sánchez Pimienta
Y si de pronto no encuentro como pagar las facturas endosadas, entonces debo abandonar el buró de crédito, ¿Si no hay como pagar, Habrá forma alguna de reparar? Hoy lo siento hasta en el monedero, las consecuencias de mis descuidos han sido sancionadas y las que he querido las he pagado y las que no he querido han sido cobradas. Si no lo puedo pagar me niego al cobro desmesurado de la culpa.

Es complejo el auto-respeto me demanda sobre esfuerzo, me demanda jalar los gatillos a quema ropa, me demanda saciar el hambre de compasión, se exige auto-reconocimiento. Críticamente deberíamos educar y festejar dos momentos cuando de revolución se trate, así el inicio podría conmemorar la fuerza de romper con lo establecido, pero si educamos además  en el reconocimiento de "lo diferente", no lo concluido, lo diferente, (aunque caótico o ¿Debo decir por ello caótico?) repito, si educamos para  saber reconocer los indicadores que subrayan lo que ya no es... es decir los indicadores de que la revolución sigue su curso y ofrece sus frutos, entonces la auto crítica va dando paso a la cotidianidad irreverente y llena de sorpresas ansiosas por ser DIS-FRUTADAS.
Es más me perdono publicar este post sin darle una nueva leída...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! mi Yumi, creo que la revolución más dificíl es la personal, la estoy viviendo diferente, pero a la vez igual que tú, que dificíl es cambiar, cambiar por dentro, cómo pretendemos cambiar algo afuera, hacer revoluciones, si no cambiamos por dentro. Cambiar la forma como nos pensamos a nosotros mismos. Quiero cambiar y cada día me tropieso con la misma piedra. Tengo más de 20 años queriendo transformar la realidad, hoy la realidad que quiero transformar es mi propia realidad, la realidad que yo construyo para mí misma. Te estraño Yumi, HAGAMOS NUESTRA PROPIA REVOLUCIÓN, pero no solas, acompañemonos en esta dificíl tarea.

Yumico K. Véliz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yumico K. Véliz dijo...

Lo entiendo, YA NO MÁS SOLAS, ya no más demostraciones, ya basta!!. La realidad que yo construyo para mí misma a ratos la finco en el guión de María Mercedes prima hermana de Marimar, pero estoy aprendiendo a decir ¡¡No más a estos pinches guiones de hueva y desventaja!!
Gracias, no me extrañes, aparece, búscame, planea y acudo.