martes, 28 de enero de 2014

Se cambian combinaciones de cajas fuertes...

Si usted tiene consigo una caja de valores arcaicos y poderosos, gusta cambiarlos por algunos desvirtuados bienes cómo la sinceridad y la honestidad podría llevar sus pasos a ese lugar en donde"se cambian combinaciones de cajas de seguridad", en una de las avenidas principales de cualquier ciudad, en cualquier momento usted podrá encontrar la tentadora oferta pegada en una vitrina que por cualquiera se muestra vacía. ¿Se ha visto en la penosa necesidad de abrir su "caja fuerte" y revisar minuciosamente sus tesoros? ¿Cómo que no recuerda cómo asomarse a su caja de seguridad? ¿cómo que la combinación para abrirla es ahora insuficiente para gozar lo que conservaba? pareciera necesario la intervención de alguien para "cambiar nuestras combinaciones" y ¿Si simplemente revisamos y depuramos lo que conservamos oculto para que nadie se lo lleve? ¿o quizás para que nadie sepa que lo tenemos? y si coloreamos esas "cajas de seguridad" y las exponemos cómo tentadores floreros para que puedan coquetear con la vista de otros y otras?, para que en el coqueteo sublime e indirecto la seducción de lo oculto salpique a la travesura de abrir un poquito "la caja que era de seguridad" y revisemos si esconder nuestros tesoros ha sido una fuente de seguridad, o necesitamos con urgencia "cambiar por nosotras mismas la combinación" y si resulta que el olvido de la clave fue inevitable, pues entonces busquemos una vitrina descarada. 

viernes, 3 de enero de 2014

Salud-Enfermedad: 2014 el pentagrama de la pelusa

 Cursando la licenciatura tuve claro que la salud es una linea continua que se encuentra con el extremo de la enfermedad, como una pelusa sostenida en un pentagrama al ritmo de ciertas notas. Cuando son musicales entonces oscilamos más cerca de la salud y cuando son ruidosas y dolorosas entonces estamos más cerca del extremo de la enfermedad. Mis notas musicales perdieron su armonía y mi pretenciosa fortaleza para defender la sincronía de mi pentagrama fue saqueada con la frialdad de este invierno.
 Una tos como de foca no puede hacer musical el año 2014, y doy una patada al mito familiar (por supuesto hablo de mi familia) con eso de que cómo comienzo el año es como lo terminaré y cómo permaneceré la mayor parte de el. No puede ser así, siempre  me pareció un absurdo y ahora que este proceso de salud-enfermedad me hace sentir cómo pelusa  ruidosa y adolorida me parece descabellado y hasta sentenciador. En el 2014 me esperan algunos sueños desempolvados y  también me espera mi propia fuerza, la misma que ahora invierto en mi recuperación. Serán sueños con los que pueda mantener el esfuerzo sostenido en un pentagrama saludable, que con saludable no señalo perfecto.
La conquista de la salud es una danza armoniosa por mantener los sueños presentes y tintineantes, gozar el tiempo de trabajo con 
pasión y disponer-hacer tiempo para amar. Se necesita revisar lo que comemos, mover el cuerpecito, pensar y hacer lo que decimos, hablar-pedir y escuchar las voces graves, las agudas y los murmullos. Mientras tanto un par de  dosis continuas de medicamento me asegurarán que hago algo por sanarme... la ronquera, que dicho sea de paso fui medicada por las ocurrencias de mis hermanas y también por otro tanto de mi capacidad para dejarme llevar (de las otras piezas del rompecabezas  ya platicaremos).