jueves, 27 de octubre de 2011

A vero, veras, la de deveritas...



Gracias!!
Espero que mi deseo de  bienestar lleve consigo las respuestas que ahora tu necesitas, ( "A ratos cariña" ) entregas por doquier, encuentra  cariña, encuentra que esta puesto para ti. El cuerpo no miente, escucha... tu cuerpo esta contigo...

martes, 25 de octubre de 2011

Un lugar para crecer


Busco un lugarcito para mí…

He estado intentando recuperar los aprendizajes que hacen distinta mi manera de andar, es sólo que a  ratos parece que “chuequeo” del mismo lado del corazón, como con callo. Ya luego recupero lo que los oídos reciben, decodifico, finco y edifico las palabras que provocan la chuecura e intento enderezar  las deformidades.  Hace meses coloqué en bolsas y cajas objetos representantes de amor, compañía y compromiso, peligrosos objetos  que se armaron con lanzas, flechas y navajas y que  amenazaban con saltarme directo a la nostalgia y la melancolía, amenazaban con hundimiento de lágrimas hasta la borda  sin oportunidad de zarpar y  amenazaban con pasmo total de pasos en el camino. Así que fueron exiliados de mi nuevo lugar en solitario por ser considerados elementos de alto riesgo.
 Ahora la solicitud ha sido explícita “hagámoslo distinto, revisemos las cosas”. Ayer lo intenté, probé asomarme al rincón de las cosas y los recuerdos saltaban gustosos de ser removidos y me aclararon con prontitud que la tarea sería dura de roer, di la vuelta en señal de temor (supongo).¿He dicho ya que busco un lugarcito y sigo buscando? Esta vez si empaqué, volver a revisar, tirar, jalar, acomodar, pintar, limpiar, organizar, invertir tiempo  y esfuerzo para encontrar un lugar en mi exterior que cobije mi interior. 
Esta vez las paredes no ladraron arañando el recuerdo, esta vez las cosas no me ardieron como si fueran brasas, esta vez la red de arañas estuvo cortita y delgada pero sustancial e importante (con tamales humeantes para tener la fuerza de moverme).  Esta vez hubo saltamontes que llevaron y trajeron mi vida  y sus objetos con sus músculos y su tarde. Esta vez las cosas tienen un orden “cargado de ingeniería”. Esta vez de pronto sonrío añorando la vida entre dos, y vuelvo a sonreír cuando las paredes se decoran, cuando los clavos, los libros, los tendedores, o las plantas toman un lugar estratégico sin ser "de par". Esta vez la demanda de buscar un lugarcito para mí es más plena, ahora busco hacer diferente, ahora busco amar –me, ahora busco también amar con colores que no he usado. Amar y crecer parecen ser la mezcla para encontrar un lugarcito para mí sin molestar a nadie y poder quedarme aquí… (Dibujaría un corazón pero no sé como en esta plantilla, completo entonces: y PODER QUEDARME AQUÍ conmigo ya luego con los demás.)
(Parece más fácil en el preescolar usar un cuadro pintado en el piso para sentarse, ponerse de pie, o esperar en la fila y ya luego canturrear: “Busco un lugarcito para mí, sin molestar a nadie voy a sentarme aquí” y luego sin más asignarte un  lugar que respeta  la talla, el peso, que respeta al otro. Ahora me pregunto incesantemente como brindar apoyo sin invalidar, como hago para recibir y dar soporte sin anular la fuerza del otro o de la otra y la mía de por sí Y si alguien sabe bien como  sentarse, tomar fuerza, escuchar instrucciones, opiniones y conversaciones sin molestar a nadie entonces por favor mándeme un norte). 











domingo, 9 de octubre de 2011

El encuentro de dos mundos...


"Es que mira Yumico, Cristobal Colón debió vivir en México".

-Pero porqué en México?

-"Porqué en México todo se ve más redondo el cielo, y hay días en que el cielo está muy azul y redondo, redondo. Ves aquí en México el podía pagar su viaje, todos se hubieran dado cuenta de que el mar también se hacía redondo".

Los mejores festivales son esos en dónde ellos comprenden que la historia forma parte de su presente, nos construye y nos da una pauta para leer la realidad. Éste fue uno de esos festivales. Cada número fue vivido con expectativa, con interés lleno de preguntas.

Si todavía cortáramos las cabezas de los que no encuentran y no pueden gritar:  ¡Tierra a la vista! algunos correríamos riesgos significativos, sobre todo si tenemos tripulación. Por lo pronto volví a quedarme de lado de los que usan penacho y andan a raíz.

sábado, 8 de octubre de 2011

Chayotes sólo son chayotes, no son sopa...


Fíjate cómo hago la sopa, así cuando me muera te vas acordar de mí cada que la prepares…
Rosario Urbina.

Ésta receta la pondré primero cómo me la aprendí, para una familia grande, en cazuela de barro y con las cantidades que la abuela dictó. Ya después yo fui haciendo mis adecuaciones, recuerdo la primera vez que  hice la sopa sólo para dos. El y yo festejando un aniversario que no llegaba, pero a días de tenerlo, ahí estábamos  en la cabaña que recién conocíamos, en la compañía que recién amábamos, en la sierra nueva y tan cerca de casa, ahí estábamos en la cabaña famosa de Cecy Zendejas.  Recuerdo que de igual manera nos quedó grande la olla, y que seguimos comiendo sopa de elote por un día más. La única sopa que sabía hacer para ese entonces y que además me permitió amarlo al calor del fuego, amarlo y mostrar-me “esta soy”.
Luis Castillo López, Flickr.
La primera vez que hacía la receta de la abuela para alguien más que no era de  mi familia, la primera vez que alguien importante  comía la sopa por vez primera para el.  Los nervios me hacían salpicarme  la  cara y decorar mi cabello con la leche del elote tierno, sentía ganas de tener ojos en la espalda y mirarlo también cuando daba la vuelta.  Daba miedo salar mi única receta, me daba miedo no tener un sazón especial, no me había dado cuenta que lo qué cuenta es justo el regalo de amor “invertido en el momento” y ese regalo se construye desde el momento en que buscas los elotes, y recorres a prisa el mercado llevando cada ingrediente para poder exponerte al amor del encuentro. La receta ya había sido aprobada antes de ser cocinada. Su mirada calida y asombrada era parte del regalo que yo recibía.
Ahora tengo en mi repertorio un par de sopas de más, caldudas y calientes, amorosas y solidarias.  Tuve ganas a principios de esta semana de hacer  “mi sopa de verduras” pero sigo sin probarla, sin cocinarla, y es que las sopas cuando son sólo para mí no quieren encender el fuego del fogón, ni de la estufa ni de mis manos que inventan… sólo  chayotes no hacen la sopa de verduras.

Ingredientes

12 elotes tiernos desgranados (Es muy importante que estén nuevecitos”, decía mi abuela, ¿En estos tiempos quién tiene elotes nuevecitos? Digo yo).
1 jitomate mediano cortado en cuadritos pequeñitos.
½ cebolla finamente picada o (en partes iguales cebolla y jitomate).
Queso fresco al gusto, queso de mesa, adobera, o "asadero" (Cómo dicen en el norte de Betty)
Crema al gusto (yo usaba ¼ de buena crema o dos cucharadas grandes, de esas para servir)
1 litro de leche
1 ó dos cucharadas de mantequilla.
Agua para cubrir los elotes.
Sal al gusto

Procedimiento

  • Sofríe la cebolla y el jitomate  con la mantequilla hasta que la cebolla este cristalizada
  • Añade el elote tierno  a la cazuela a penas cubriéndolo de agua.
  • Deja que el elote se cocine y cuando este cocido.
  • Añade la leche hasta dejarla con la consistencia deseada.
  • Cuando esté a punto de hervir añade sal y deja que hierva junto con la crema.
  • Prueba,  sala y al final añade el queso de mesa.
P.d la cazuela de barro me invita a la cocina donde la abuela la preparaba, y añade  para mí un saborcito de- li-cio-so.
Jueves  6 de octubre del 2011.

jueves, 6 de octubre de 2011

De tarde-noche de perros


Hoy parece un día “casi de perros”, algunos divertidos mensajes en mi teléfono y unas almendras que brillan barnizadas con  un ingrediente secreto para mí,  acotan el “Casi”. Que si no, segurito lo digo así simplón y fatalista: hoy ha sido un día de perros. Vayamos recortando y haciendo justicia: “una tarde-noche de perros”. Porqué por la mañana un café delicioso me acompañó al conducir entre el tráfico, por la mañana y el medio día salté, bailé, hice ruidos con una botellita, subiendo los brazos, moviendo las piernas, marchando, haciendo los brazos como un helicóptero, también escuché sonidos ¡¡Desde un casset de la maestra Elba!!; Bueno la mañana tuvo lo suyo.
Pero al terminarse la primera jornada del día ha comenzado la tarde-noche de perros, primero la tarjeta con saldo de 104 pesos, ¡¡¿¿¿Queeeé????!!, de acuerdo respiro profundo y me aferró a la bolsita de papel que lleva los panes para compartir con mis papás y mi sobrina. Conduzco directa a disfrutar de un filete de pescado prometido, con sazón de mamá (quizás un tanto saladito).
Al llegar subo a ver a mi hermana. La casa de mi hermana esta arriba de las de mis papás, esta convaleciente de una cirugía reconstructiva de trompas de Falopio,  se ligó muy joven (a los 19), ahora la muchacha tiene 27 años,  otra vez quiere engendrar, por lo que pagó para reconstruir sus trompas. Su rostro descompuesto, fundida en la cama, tiene puesto un collarín pregunto, ¿Cómo te sientes? Ella responde muy mal y comienza a llorar, mientras describe sus malestares, desconcertada por su fragilidad, me acerco y acaricio su cabello digo “no te preocupes ¿Quieres que investigue como haremos para que la anestesia te deje en paz?”(mientras a mi me latía fuerte la intriga:  ¿No te preocupes?, ¿la anestesia tiene secuelas tan adversas, puede ser eso en verdad?). Su hija nos mira de reojo.
Abajo en el comedor de mi mamá picoteo las verduras cocidas  y de paso indago “¿La anestesia la tiene así, podremos hacer algo para que su presión suba, a quién llamo para que la chequen, iremos al medico? Luce fatal. A los minutos entra mi sobrina en ataque de pánico “su mami se siente muy mal, ¿podemos llevarlas al hospital?” mamá y yo nos movemos y apagamos en seco la cocina. La niña no para de llorar la sujeto contra mi  pecho y le recuerdo que estaremos juntas y que todo pasará muy rápido, le recuerdo que sabremos que le pasa a su mamá, ella me permite el consuelo y me extiende su confianza. 
Mi padre y mi hermano peloteaban las babas sin levantarse de la mesa, por supuesto previamente me habían pedido a mí que las llevara. “No se dónde es” “Yo no ando por esos barrios”, estupideces de ese tamaño. Pretextos para no llevarla. En fin enfurezco subo por mi hermana, al bajar discutimos, forcejeamos con las palabras, finalmente mi padre la lleva. ¡¡Que fastidio de hombres!! ¿No se supone que ya habíamos movido esas piezas? ¿No se supone que trabajábamos profundamente con esa desfachatez? Por lo menos mi padre, volvimos al mismo sitio. Estoy enojada. Estoy furiosa con la indiferencia y comodidad de mi hermano, con la concha de mi padre, con la omisión de cuidados y la sobrada negligencia. Estoy enojada con su lugar de privilegio, con el lugar que se le concedió por nacer hombre… Estoy enojada por su involucramiento cómodo y áspero
El coche fallando, la cartera vacía,  la consulta me espera. El miércoles de cine se aplaza cuando no nos reciben la sonrisa por pago y decir  gracias no es suficiente para consumir palomitas, entonces debemos esperar un miercoles más. Mi casa no tiene agua, tengo hambre y el tiempo esta encima, la membresía del spining se venció con 14 clases restantes, no hay fondos para pagar la mensualidad, sudada y relajada llego a casa sigo sin agua, no puedo ducharme, parto de nuevo para ver a mi hermana, (al parecer se movió cuando le colocaron la anestesia y tiene secuelas extrañas en el cuerpo).
Cada una de nosotras y de nosotros debe hacer lo posible por asegurarse de que las consecuencias de nuestras decisiones no sean tan costosas en un futuro y en el presente inmediato. Regreso a casa sigo sin agua en la tubería, solo hay en el deposito, acarreo cubetas de 19 litros, mi calma se agota, y mi espalda pareciera romperse de un momento a otro, me arde la boca del estomago  y para cerrar con broche de oro, después del baño a “jicarazos” (para seguir con las pinches restas  y las perdidas)… no hay televisión por cable, se cansaron de esperar mi pago. Me urge irme de aquí… y me choca mudarme.
Fotografía Carlos Ortega Medellin.
Sigo sin encontrar mi sitio, sigo sin hacer mi lugar, sigo de desesperada, francamente estoy con ganas de correr como Forest, sin entender nada, sin esperar nada, sin construir y que  me crezcan los pelos de tanto correr y me crezca de una vez la calma del que huye de todo sin esperar volver.  Y para colmo comienzan las lunas de octubre no estoy con su compañía, de igual manera prometo disfrutarlas con el mismo goce, pero sin su gozo... Supongo que necesito dormir.

martes, 4 de octubre de 2011

La rabieta de la soledad y el abandono


Los niños que más amor necesitan encuentran las peores formas para pedirlo.

Sacar de mis casillas a la tolerancia puede ser repentinamente fácil. Así que hago un llamado a la paciencia amorosa que cubre, repara y educa… pero sobre todo a la propia.

En la adaptación escolar cada uno de los niños y las niñas va encontrando las maneras de “estar en bienestar” sin embargo en ocasiones pareciera que alguno de ellos topa una y otra vez con el disfraz del que nada necesita, del que no quiere a nadie  cerca, del que no soporta las frases amables. Y cada una de estas rabietas aleja a sus compañeros, indigna a sus compañeras y le aseguran un rincón solitario debajo de las mesas. Por su parte las educadoras a cargo frecuentemente deciden ignorarlo matizando dolorosamente el abandono que seguramente mamá y papá han comenzado desde casa.

Describo para que imaginen el cuadro: El tiene  5 años, retorcido en el piso del comedor como una lombriz, a cada acercamiento de sus educadoras un grito sin palabras les responde, se ha quitado los zapatos y su rostro esta enrojecido, la mesa no tiene puesto sus cubiertos. Es decir no tiene un lugar “¿y se le espera?”. Necesita que lo vean, necesita que lo escuchen y patea uno a uno los intentos que hacemos por abrazar su frustración. Esté es el cuarto cuadro del día, este telón se tiende en el escenario del comedor, ya antes pasamos por la sala de música, por los materiales de trabajo, por el recreo con sus columpios. Ha sido un día pesado. 

Me escucha decir, que agendaré una reunión con sus padres, se acerca y llora lamentando con estruendo mi  propuesta, su grito chillón y sin lágrimas desnuda el  miedo. Lo invito a sentarse, por supuesto me reclama ¡¡No tengo un plato, no quiero carne, no tengo agua, no tengo postre!!. Avienta los tennis, respiro profundo (guardando en el cajón de la comprensión y la compasión el hastío del día. En este momento aniquilo las ganas de estrangularlo, puedo ver su dolor, puedo ver su abandono, su impotencia y su dependencia). El servicio puesto, la comida caliente, el postre a la espera, un abrazo que sujeta, una fotografía para enmarcar el texto de mi conciencia.
Por lo pronto ahora me toca despedirlos, y sus papás me interrumpen las ideas… Me quedo voceando la prisa de los padres: “Segundo B: Claudio, Segundo A: Erik...”

 Escucho las mismas preguntas "¿Cómo te portaste, comiste, traes tu sweater?"    ninguno pregunta ¿Que bicho descubriste hoy? ¿Hubo algo maravilloso para ti?, pareciera que el saludo forma parte de la rutina, que es una falsa pregunta, yo me quedo estrenando mi regalo de amor, juego y sorpresa.

Encontraremos el  camino para que su corazón hable por encima del enojo, de la frustración, de la soledad… por lo menos durante su jornada laboral… ups, digo escolar.