jueves, 6 de octubre de 2011

De tarde-noche de perros


Hoy parece un día “casi de perros”, algunos divertidos mensajes en mi teléfono y unas almendras que brillan barnizadas con  un ingrediente secreto para mí,  acotan el “Casi”. Que si no, segurito lo digo así simplón y fatalista: hoy ha sido un día de perros. Vayamos recortando y haciendo justicia: “una tarde-noche de perros”. Porqué por la mañana un café delicioso me acompañó al conducir entre el tráfico, por la mañana y el medio día salté, bailé, hice ruidos con una botellita, subiendo los brazos, moviendo las piernas, marchando, haciendo los brazos como un helicóptero, también escuché sonidos ¡¡Desde un casset de la maestra Elba!!; Bueno la mañana tuvo lo suyo.
Pero al terminarse la primera jornada del día ha comenzado la tarde-noche de perros, primero la tarjeta con saldo de 104 pesos, ¡¡¿¿¿Queeeé????!!, de acuerdo respiro profundo y me aferró a la bolsita de papel que lleva los panes para compartir con mis papás y mi sobrina. Conduzco directa a disfrutar de un filete de pescado prometido, con sazón de mamá (quizás un tanto saladito).
Al llegar subo a ver a mi hermana. La casa de mi hermana esta arriba de las de mis papás, esta convaleciente de una cirugía reconstructiva de trompas de Falopio,  se ligó muy joven (a los 19), ahora la muchacha tiene 27 años,  otra vez quiere engendrar, por lo que pagó para reconstruir sus trompas. Su rostro descompuesto, fundida en la cama, tiene puesto un collarín pregunto, ¿Cómo te sientes? Ella responde muy mal y comienza a llorar, mientras describe sus malestares, desconcertada por su fragilidad, me acerco y acaricio su cabello digo “no te preocupes ¿Quieres que investigue como haremos para que la anestesia te deje en paz?”(mientras a mi me latía fuerte la intriga:  ¿No te preocupes?, ¿la anestesia tiene secuelas tan adversas, puede ser eso en verdad?). Su hija nos mira de reojo.
Abajo en el comedor de mi mamá picoteo las verduras cocidas  y de paso indago “¿La anestesia la tiene así, podremos hacer algo para que su presión suba, a quién llamo para que la chequen, iremos al medico? Luce fatal. A los minutos entra mi sobrina en ataque de pánico “su mami se siente muy mal, ¿podemos llevarlas al hospital?” mamá y yo nos movemos y apagamos en seco la cocina. La niña no para de llorar la sujeto contra mi  pecho y le recuerdo que estaremos juntas y que todo pasará muy rápido, le recuerdo que sabremos que le pasa a su mamá, ella me permite el consuelo y me extiende su confianza. 
Mi padre y mi hermano peloteaban las babas sin levantarse de la mesa, por supuesto previamente me habían pedido a mí que las llevara. “No se dónde es” “Yo no ando por esos barrios”, estupideces de ese tamaño. Pretextos para no llevarla. En fin enfurezco subo por mi hermana, al bajar discutimos, forcejeamos con las palabras, finalmente mi padre la lleva. ¡¡Que fastidio de hombres!! ¿No se supone que ya habíamos movido esas piezas? ¿No se supone que trabajábamos profundamente con esa desfachatez? Por lo menos mi padre, volvimos al mismo sitio. Estoy enojada. Estoy furiosa con la indiferencia y comodidad de mi hermano, con la concha de mi padre, con la omisión de cuidados y la sobrada negligencia. Estoy enojada con su lugar de privilegio, con el lugar que se le concedió por nacer hombre… Estoy enojada por su involucramiento cómodo y áspero
El coche fallando, la cartera vacía,  la consulta me espera. El miércoles de cine se aplaza cuando no nos reciben la sonrisa por pago y decir  gracias no es suficiente para consumir palomitas, entonces debemos esperar un miercoles más. Mi casa no tiene agua, tengo hambre y el tiempo esta encima, la membresía del spining se venció con 14 clases restantes, no hay fondos para pagar la mensualidad, sudada y relajada llego a casa sigo sin agua, no puedo ducharme, parto de nuevo para ver a mi hermana, (al parecer se movió cuando le colocaron la anestesia y tiene secuelas extrañas en el cuerpo).
Cada una de nosotras y de nosotros debe hacer lo posible por asegurarse de que las consecuencias de nuestras decisiones no sean tan costosas en un futuro y en el presente inmediato. Regreso a casa sigo sin agua en la tubería, solo hay en el deposito, acarreo cubetas de 19 litros, mi calma se agota, y mi espalda pareciera romperse de un momento a otro, me arde la boca del estomago  y para cerrar con broche de oro, después del baño a “jicarazos” (para seguir con las pinches restas  y las perdidas)… no hay televisión por cable, se cansaron de esperar mi pago. Me urge irme de aquí… y me choca mudarme.
Fotografía Carlos Ortega Medellin.
Sigo sin encontrar mi sitio, sigo sin hacer mi lugar, sigo de desesperada, francamente estoy con ganas de correr como Forest, sin entender nada, sin esperar nada, sin construir y que  me crezcan los pelos de tanto correr y me crezca de una vez la calma del que huye de todo sin esperar volver.  Y para colmo comienzan las lunas de octubre no estoy con su compañía, de igual manera prometo disfrutarlas con el mismo goce, pero sin su gozo... Supongo que necesito dormir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que día de perros, muy justo el berrinche!

Anónimo dijo...

Ehh si se publicó, tons aprovecho. Baby que día tan pesado y ¿a que hora dormiste? grrr ahi dice que terminaste esto a las 19:34, pues que no hablaba usted de asegurarse de las consecuencias de nuestras decisiones? ¿Eliges no resolver el insomnio?
Me uno al enojo, grrrrr ¡sí ya lo tenían trabajando!!. También con los del cine grrr tan lindo que sonreímos!

Yumico K. Véliz dijo...

Ahora que la internet no habita de manera descarada en casa escribo a una hora y publico a otra, la verdad la luna sigue siendo mi compañera de texto pero publico cuando se puede. Gracias por aparecer y por la empatía.