sábado, 8 de octubre de 2011

Chayotes sólo son chayotes, no son sopa...


Fíjate cómo hago la sopa, así cuando me muera te vas acordar de mí cada que la prepares…
Rosario Urbina.

Ésta receta la pondré primero cómo me la aprendí, para una familia grande, en cazuela de barro y con las cantidades que la abuela dictó. Ya después yo fui haciendo mis adecuaciones, recuerdo la primera vez que  hice la sopa sólo para dos. El y yo festejando un aniversario que no llegaba, pero a días de tenerlo, ahí estábamos  en la cabaña que recién conocíamos, en la compañía que recién amábamos, en la sierra nueva y tan cerca de casa, ahí estábamos en la cabaña famosa de Cecy Zendejas.  Recuerdo que de igual manera nos quedó grande la olla, y que seguimos comiendo sopa de elote por un día más. La única sopa que sabía hacer para ese entonces y que además me permitió amarlo al calor del fuego, amarlo y mostrar-me “esta soy”.
Luis Castillo López, Flickr.
La primera vez que hacía la receta de la abuela para alguien más que no era de  mi familia, la primera vez que alguien importante  comía la sopa por vez primera para el.  Los nervios me hacían salpicarme  la  cara y decorar mi cabello con la leche del elote tierno, sentía ganas de tener ojos en la espalda y mirarlo también cuando daba la vuelta.  Daba miedo salar mi única receta, me daba miedo no tener un sazón especial, no me había dado cuenta que lo qué cuenta es justo el regalo de amor “invertido en el momento” y ese regalo se construye desde el momento en que buscas los elotes, y recorres a prisa el mercado llevando cada ingrediente para poder exponerte al amor del encuentro. La receta ya había sido aprobada antes de ser cocinada. Su mirada calida y asombrada era parte del regalo que yo recibía.
Ahora tengo en mi repertorio un par de sopas de más, caldudas y calientes, amorosas y solidarias.  Tuve ganas a principios de esta semana de hacer  “mi sopa de verduras” pero sigo sin probarla, sin cocinarla, y es que las sopas cuando son sólo para mí no quieren encender el fuego del fogón, ni de la estufa ni de mis manos que inventan… sólo  chayotes no hacen la sopa de verduras.

Ingredientes

12 elotes tiernos desgranados (Es muy importante que estén nuevecitos”, decía mi abuela, ¿En estos tiempos quién tiene elotes nuevecitos? Digo yo).
1 jitomate mediano cortado en cuadritos pequeñitos.
½ cebolla finamente picada o (en partes iguales cebolla y jitomate).
Queso fresco al gusto, queso de mesa, adobera, o "asadero" (Cómo dicen en el norte de Betty)
Crema al gusto (yo usaba ¼ de buena crema o dos cucharadas grandes, de esas para servir)
1 litro de leche
1 ó dos cucharadas de mantequilla.
Agua para cubrir los elotes.
Sal al gusto

Procedimiento

  • Sofríe la cebolla y el jitomate  con la mantequilla hasta que la cebolla este cristalizada
  • Añade el elote tierno  a la cazuela a penas cubriéndolo de agua.
  • Deja que el elote se cocine y cuando este cocido.
  • Añade la leche hasta dejarla con la consistencia deseada.
  • Cuando esté a punto de hervir añade sal y deja que hierva junto con la crema.
  • Prueba,  sala y al final añade el queso de mesa.
P.d la cazuela de barro me invita a la cocina donde la abuela la preparaba, y añade  para mí un saborcito de- li-cio-so.
Jueves  6 de octubre del 2011.

1 comentario:

Unknown dijo...

me gusta pero me gusta muchisimo leerte, y que privilegio saber que estoy en tus lineas. un fuerte abrazo.