viernes, 5 de abril de 2013

Algo se me ha quebrado esta mañana...Post mortem

Lim Heng Swee
No conozco con precisión los motivos que encierran las decisiones de los demás ni tampoco conozco los preámbulos, las salas de espera, la fila que hacemos (en México decimos "hacer cola") para recibir el turno  antes de hacer las elecciones de vida o muerte que cada uno enfrenta... No los conozco aunque me inviten a su sala de espera, me siento dentro de  un laberinto al que fui convocada sin que se dieran cuenta de la responsabilidad que tejimos juntos... Una honda tristeza y melancolía aprieta mi pecho, es cómo un pellizco de duración prolongada sobre la piel de una grosera cicatriz. Después de leer la nota en la Jornada del Homenaje a Rubén Bonifaz Nuño, busqué el poema que más encierra esta mañana mi despertar, comparto el homenaje "post-muerte"; comparto su sentir maestro y junto a sus letras la melodía de "Ala de Colibrí" acompaña  mi ducha ¿o lucha? 
Algo se me ha quebrado esta mañana...
Para Abril Boliver
Algo se me ha quebrado esta mañana
de andar, de cara en cara, preguntando
por el que vive dentro.
      Y habla y se queja y se me tuerce
hasta la lengua del zapato,
por tener que aguantar como los hombres
tanta pobreza, tanto oscuro
camino a la vejez; tantos remiendos,
nunca invisibles, en la piel del alma.
      Yo no entiendo; yo quiero solamente,
y trabajo en mi oficio.
Yo pienso: hay que vivir; dificultosa
y todo, nuestra vida es nuestra.
Pero cuánta furia melancólica
hay en algunos días. Qué cansancio.
      Cómo, entonces,
pensar en platos venturosos,
en cucharas calmadas, en ratones
de lujosísimos departamentos,
si entonces recordamos que los platos
aúllan de nostalgia, boquiabiertos,
y despiertan secas las cucharas,
y desfallecen de hambre los ratones
en humildes cocinas.
     Y conste que no hablo
en símbolos; hablo llanamente
de meras cosas del espíritu.
     Qué insufribles, a veces, las virtudes
de la buena memoria; yo me acuerdo
Lim Heng  Swee
hasta dormido, y aunque jure y grite
que no quiero acordarme.
     De andar buscando llego.
Nadie, que sepa yo, quedó esperándome.
Hoy no conozco a nadie, y sólo escribo
y pienso en esta vida que no es bella
ni mucho menos, como dicen
los que viven dichosos. Yo no entiendo.
     Escribo amargo y fácil,
y en el día resollante y monótono
de no tener cabeza sobre el traje,
ni traje que no apriete,
ni mujer en que caerse muerto.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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