domingo, 2 de junio de 2013

La batalla y el luchador

Liem-Heng
Los sábados desde hace 27 semanas pasó la mañana y el medio día metida en la Universidad pedagógica Nacional, entre filosas lenguas y apuradas ideas que debaten, cuestionan y se apasionan con la Educación Sexual Integral y la visión de Derechos con perspectiva de Género. 
   Generalmente el descanso es puntual y frecuentemente lo paso en el jardín con compañeros y compañeras que tampoco hacen el desayuno fuerte en los puestos y comercios cercanos a la escuela. Esta mañana fue irregular salimos tarde, y mi hambre apremiaba una compra extra, antes de salir al coffe break una acalorada  discusión enrareció el ambiente, dichos y no dichos que se presumían de matiz personal y no académico.Yo me sentía sin tela para cortar ese chisme, desconocía las situaciones con las que  habían hecho "dimés y diretes". Así que salí a comprar un kilo de chisme del bueno (cómo decía un buen amigo). 
   Finalmente el resumen era más sencillo de lo imaginado la herida profunda del ego había ganado la batalla a la retroalimentación directa y con ello había encuerado el dolor "ardoroso" que produce no conseguir el liderazgo,  el resplandor rojo del ardor evidencia que sin importar si tienes 30, 40 ó 50 o quizás un poco más, mientras no consigas retirarte la corona que te protege del aprendizaje, cada vez que alguien señale "debilidades" en tu desempeño tu torre de seguridad se vendrá abajo. Supongo que hasta que decidas jugar al "jenga" con la vida y reír cuando se desplomen las ideas que sostenían a tu yo. Cómo noticia permanente esta semana me he recordado cada mañana y en cada tropezón (que fueron muchos) que mi identidad es más mutable de lo que alcanzó a darme cuenta... por lo tanto los aciertos y los errores son meras gemas de la vida.
A nuestro alrededor un par de niños decoraban la escena de lucha y batalla, junto al café de la merienda hay una lavandería, los niños ambientaban la discusión y mi reflexión engalanando la escenografía: Uno de ellos hacía movimientos que en su propia voz se nombraban "luchistícos", estiraba cuidadosamente su pierna, en su cabeza cubriendo su rostro un bikini de varón hacía la máscara de su batalla,convocaba al segundo a ponerse el calzón para poder ser el luchador de la máscara roja (del bikini rojo). Yo reía silenciosa en un primer momento para evitar a toda costa perder mi escenografía... los niños continuaron su batalla, el chisme concluyó y el tiempo del coffe break se terminó con una carcajada que no pude sostener en el estómago. ¿Y tu luchas contra cabellera? 

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