jueves, 23 de julio de 2015

Serie los Archivos Secretos de G.A: El miedo a ser tocada y el gusto de tocar

Miki Satto
En Nueva York  conocí al primer Turco, Mehmet y cada cita era de ensueño. Un día me invitó a su casa, no quise subir  a su cuarto. Un día después me llevó a una playa hermosa, alimentamos a las aves y vimos el atardecer, después  pasamos por un motel y bromeando me insinuó la invitación me negué. Al día siguiente dejó de hablarme.
Barbaro era mi amigo me gustaba porque era muy tierno y me hablaba con mucho  cariño. Me gustaba tocarlo porque se ponía muy nervioso y nos hicimos cercanos. Pasaba muchas horas en mi cuarto, casi siempre en la "compu" pero a veces nos distraíamos y nos dábamos  a los besos, me gustaba tocarlo sin permitirle que me tocara a mí. Siempre respeto mis límites ;)
Regresé a Guadalajara tal y como me lo prometí, casta.
Empecé a perderle el miedo y me volví amiga de la cámara. Me gustaba provocarlos y que me vieran. Ahora que lo pienso  es claro, no podían tocarme como lo dijo mi mamá. Y conocía a hombres jóvenes  y les mostraba mi cuerpo, obvio, sólo lo que me gustaba.
Ellos no podían verme la panza, o las estrías, si no sólo lo que les excitaba y yo quería mostrarles. Los miraba masturbarse hasta  eyacular y les hacía  creer que yo también lo hacía. Me hacía sentirse segura y hermosa ¿amada, tal vez?. Pienso  que se busca amor de la manera equivocada.
Alberto Montti
Brom y Jairo  disfrutaban de mis manos mientras estábamos en el estacionamiento del CUCEA, era emocionalmente prohibido y a mi, ni me veían, ni me tocaban. Me llamaban y trataban de buscarme cada vez más seguido. Yo lo sabía, porque mi mamá me lo dijo, así son los hombres, ¡sólo buscan  sexo y cuando lo tienen  te mandan a volar!. Así que por eso y por el miedo  a que me gustara no lo intenté.
Llegó Rodolfo mejor dicho, regresó. Lo  conocía  desde los 16, pero nunca quise andar con el. No me gustaba aunque era lindo, no me parecía  atractivo. 
Gabriel Pacheco
Me insistió tanto que acepté  después  de años ser su novia. Decía mi abuela: ("Hay que buscar quien te quiera y no a quién querer", lo ejercí en presente) .Ya tenía yo 23 años y en vivo, nadie me había visto desnuda, por supuesto seguía siendo incómodo ¿Y si me tocaban?...
Vino a visitarme y fui a su hotel porque tenía para mi una sorpresa. Metidos en su cuarto, la sorpresa fue regalarme su cinta negra. Acto seguido  me doy cuenta  que tengo encima a un cabrón moviéndose  y haciendo ruidos extraños. Sí, con ropa pero invadiendo mi espacio y tratando de tocarme, me morí  de miedo y lloré y lloré hasta que al levantar la mirada lo vi llorar. Se disculpo conmigo con excusas y salimos del hotel. Pasaron meses sin que yo volviera a verlo o hablarle. 

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