Hace meses aseguré con firmeza que mis padres podrían ser dignos habitantes de una casa de descanso, o "asilo para ancianos, en caso de ser estrictamente necesario" dije, además que estarían atendidos mejor que en ninguna parte, dije que los vería diariamente, todas las noches cenaríamos juntos, dije que estaríamos todos seguros y confiados. Dije que sería un acto de amor a mis viejos. Hoy la vieja sabia y solitaria de Graciela S. me ha dado suficientes motivos para poner en duda mis certezas de amor y cuidado. Sin contar a Paco L que no ha parado de repetirme: "Qué tiene 8 hijos, ¿como diablos va a creer que no pueda estar con ninguno de los tres?; Por qué sólo tres tienen casa grande y amplia donde el pueda quedarse".
Yo le repito que tuvo 8 hijos pero no tiene 8 lugares para vivir. Le repito que el es capaz de elegir vivir en esa casa de descanso o de elegir morir mientras se queda ahí, le intento mostrar la triste función de su quejumbrosa existencia... Pero el vuelve a la esquina segura del lamento, la queja y el desamparo, el vuelve a repetirme: "son 8 hijos de la chingada, que no me quieren con ellos". Para mis adentros le digo: tienes razón; para los afueras yo vuelvo a decir que "no lo sabemos que tal vez sólo así pueden amarlo y cuidarlo", el sonríe de lado. Este lunes me espetó de frente: "A ver ven tú a este encierro, ven tú a dormir en esta cama angosta, ven aquí a que te dejen con el pañal meado y te desconecten la línea de teléfono por qué ya se hartaron y no te quieren atender". La administración además se defiende compartiendóme que quince días pueden durar sus hijos sin traer los pañales que Paco L. necesita, ó más de un mes sin visitarlo ni una sola vez...Me quedo preguntándome si hay algún momento honroso y amoroso dónde lo mejor es pasar por encima de los deseos de mis viejos, de los abuelos. ¿Hay alguna clave para saber a ciencia cierta si estarán mejor institucionalizados o viviendo torpezas, desajustes y seguramente agotamiento familiar? ¡Vaya lunes!, pero que se vaya este lunes y se guarde por ahí, donde yo no quiera encontrar razones, donde no quiera encontrar su abrazo y sólo sus brazos, que se vaya esta madrugada a la casa dónde reposa la tranquilidad de los viejos poblada de recuerdos de fuerza, de poder, de solvencia humana allá en la casa del rincón dónde la paz se pelea con la risa de placer y gozo.
La madrugada de hoy habitan en mí cigarras, estos bichos reconocen en mis entrañas que todavía tenemos la esperanza de crecer, que arde la sensación de volver a empezar y sin embargo alienta saber hasta las tripas que todavía quiero encontrar respuestas, estás cigarras reconocen que con su canción inagotable cantan razones para contar, razones para seguir y seguir la melodía sin olvidar sacudirse la tierra, sin olvidar el vacío en la cama, en la mesa, en la piel. Sin olvidarlo pero al fin y al cabo llenas.
(P.d Gracias Meche, dónde andes Gracias!)
4 comentarios:
mm, casi lloro con la Chela. Me quedo pensando igual que tu ¡hay los jueves!!
y eso que no te conté la certeza que sus sueños le reclaman. Ha perdido la esperanza,no tiene ni tendrá más hogar que su casa de descanso... Ni hablar al envejecer algunos sitios dejan de ser sus lugares.
ay Dios, me creeras que este tema me ha rondado en los ultimos dias? Esto de envejecer... no mas nadie te prepara para enfrentarlo: ni en ti, ni en los tuyos...
Estoy de acuerdo he decidido no fijar postura con respecto a las casas de descanso. Ya me tocará debatir a carne viva que hacer con mis viejos, por lo pronto quiero preparar mi propia vejez, cada día un poquito más cerca. Vida-muerte-vida... Todos los días un poco menos
Gracias por leerme. Te extrañabamos
Publicar un comentario