Me he quedado sorprendida de mi necesidad de contacto visual y de la lectura que doy a las posiciones del cuerpo, he detenido por la cola a este ratón interno que corre rumbo a la interpretación de todo...Creo que ahí la llevo, y lo llevo a parar.
De pronto me percibo a mi misma a través del discurso del espejo demandante y hasta vampiresca cómo un poco chupa-cabras. Este reflejo de mi misma no me gusta, me da coraje me desata un rosario de promesas para quedarme conmigo para no saltar ni denunciar esta incomprensión; tampoco he podido hacerme partícipe de este tipo de convivencia, esa que ocurre a través de los dispositivos digitales. La comunicación que está envuelta entre sonidos de avisos que se disparan de su teléfono: los correos, los mensajes de texto, los tuiters... mientras yo pierdo la mirada, la busco, intento no fruncir la boca, intento que mi ceño y mis suspiros no se escapen en una mueca claridosa de fastidio, al parecer no entiendo nada. Y me vuelvo a la desesperación y me vuelven los demonios (ahora son demonios que viven conmigo canta los fitipaldis), de pronto el levanta su mirada, su rostro sonriente, muestra alguna fotografía, (olvide los instagram), alguna imagen subida por ahí de un rincón del universo... alguna simpática, tierna, novedosa o hermosa imagen espontánea y vigente, es más incluso me muestra una imagen en donde la protagonista puedo ser yo misma.
Erika Kuhn: Ella escribe |
Al parecer no entiendo nada, y lo que entiendo de mi no me gusta, me despierta coraje me desata un rosario de promesas para evitar la guerra fallida contra la comunicación a través de tantos dispositivos. La verdad es que comienzo a sentirme aburrida, o sin conversación, sin lucha ni guerra.
En lo aparente de los lamentos, mis demonios me sancionan, me orillan a ser de nuevo la rota, la que demanda, la que no ve lo suficiente. Y cómo un mantra me repito: "supongo que no entiendo nada, sí lo que pasa es que al parecer no entiendo nada, no he entendido" Quizás si yo también uso mis cuentas de la red, si me consigo un teléfono que me ofrezca estos servicios pueda comunicarme con las formas vigentes, quizás pueda entender algo de todo esto. Y abandonar esta necesidad de comunicar cosas triviales con la mirada en el otro y en la otra, en una mesa cualquiera, una sala, o la cama del dormitorio es grave mi necesidad de la conversa fluida,
interesada y apasionante sin dispositivos celulares que dirijan las intejecciones, sin comandar la conversa... (debo ser un resultado tan tóxico como pesado) con todo esto como grillos saltarines me trabo, me paralizan viejos demonios y vuelve el mantra "seguramente o al parecer no he entendido nada" sólo puedo entenderme yo con mis discursos corporales, "seguramente no he entendido nada, al parecer no entiendo nada" y lo que entiendo de mi, por supuesto, francamente me caga.
Erika Kuhn: Ella sabe. |
2 comentarios:
Sinceramente así como las redes sociales y las millones de aplicaciones te pueden acercar a esos amigos o familiares que están tan lejos que ni con camión llegas, te alejan también de los que están cerca.
Lo admito soy una fanática de todas esas tecnologías, tengo Facebook, Twitter, Instagram, Whatsaap y aún así cuando me encuentro en la calle o en algún sitio a alguien que tenía mucho sin ver, nada nunca es incomparable a la sensación de un buen abrazo, en esos momentos, mi celular solo existe más que para tomar una foto y sí es que me acuerdo.
Aunque también esas tecnologías me hacen saber en tiempo real de la gente que aprecio.
Todo un nuevo dilema en ésta nueva era tecnológica. Por lo pronto éste blog me da una mirada al centro de tu corazón, siento que me acerca a tí, pero prefiero un domingo comiendo fruta contigo mientras me rió de las cosas que decimos.
Se que tienes los dedos llenos de razón, se que esta "es una botellita buscando algún mar" diría mi añorado Osito Calitos, se que BLOGGER es una versión desapegada de las redes sociales, lo que no se obviamente, es como destrabar la frustración. Me quedo con tu opción...
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